Proverbios 23:26
Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.
Creo que podemos decir con libertad que Proverbios 23:26 es el Romanos 12:1-2 del Antiguo Testamento.
Vamos a recordar lo que dice Romanos 12:1-2 «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»
En muy pocas palabras, Romanos nos dice: Cuerpos entregados y mentes transformadas, a causa de su misericordia para con nosotros.
El Señor, en Proverbios, nos dice lo que quiere; y a la misma vez que nos recuerda su gran amor y misericordia.
¿Qué quiere Dios? Que le demos nuestro corazón a él; y que nuestros ojos miren por sus caminos.
¿Por qué deberíamos hacerlo? Por su gran amor con que nos amó… 1 Juan 3:1 «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; …”
En términos del Nuevo Testamento, el darle nuestro corazón a Dios significa presentarnos a él en sacrificio vivo; y el mirar por sus caminos no es más que renovar nuestra mente en su palabra, y conforme a su voluntad vivir nuestras vidas.
Y con estas dos palabras: «hijo mío», Dios nos recuerda cuánto nos amó en Calvario. El mismo libro de Romanos nos recuerda que somos deudores, no de la carne, sino del amor de Dios, y por esto el vivir para Dios, el entregarle nuestro corazón, es nuestro culto racional, lo mínimo que podemos y debemos hacer… Romanos 8:12 «Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;”
Si de verdad entiendes y has recibido el amor de Dios… dale tu corazón al Señor, y tus ojos miren por sus caminos. Esta es la santidad bíblica, la verdadera consagración a Dios.