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Jeremías 47:3 “Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos;”
En medio de la profecía que el Señor da en cuanto a los filisteos, Jeremías nos regala una frase que debe retumbar en los oídos de los que somos padres.
“los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos;”
“los padres no cuidaron a los hijos…”
Padres, no papá y mamá, sino padres (Del hebreo “AB” que se usa en ABBA Padre), somos responsables de cuidar a nuestros hijos del peligro de este mundo. Un día daremos cuenta a Dios por lo hecho como padres y cabezas de hogar. El cuidado de nuestro hogar, y específicamente de nuestros hijos, es una tarea divina que no puede ni debe ser delegada.
El cuidado de mis hijos es mi responsabilidad, y aunque es una tarea en equipo, junto con mi esposa, con quien soy uno, finalmente quien dará cuenta a Dios de mis hijos, sobre todos los demás, seré yo.
El cuidado de mis hijos, es mi responsabilidad, y no de la iglesia, los abuelos, el colegio, o el mundo.
Dios nos ha dado tanto la gran responsabilidad de hacerlo, como su gracia para hacerlo. Hay algo “divinamente especial” en las palabras dichas por un padre amoroso al corazón de sus hijos. Hay algo “divinamente especial” en el momento en que un padre se sienta a leer la Biblia con sus hijos pequeños, o a hacer el devocional de la escuela dominical con ellos.
Tristemente hoy en día los padres, y aun padres cristianos, han entregado el cuidado de sus hijos al mundo, a las niñeras, a los Jardines, a los abuelos, y a las iglesias… y el resultado lo vemos por todas partes… solo prende el noticiero y escucha con atención.
“…por la debilidad de sus manos”
Además, las palabras de Jeremías nos dejan saber por qué pasa esto.
Si estudias este tema en las Escrituras, y te animo lo hagas, verás que esa debilidad viene del mismo enemigo, de los afanes del mundo, y del no pasar tiempo con Dios en su palabra como padre cristiano. El enemigo usa los afanes y las preocupaciones, para causar debilidad en las manos de los padres, lo que nos lleva a descuidar a nuestros hijos.
Aunque en el fondo vemos el peligro, y cómo se están desviando, no hay fuerza, ni autoridad, ni palabra fresca del Señor para advertirles.
Además de todo eso, por el mismo engaño, no hemos invertido en ellos desde pequeños, siguiendo el plan que Dios tiene en la Biblia para la crianza de los hijos; y entonces al llegar “la crisis” tratamos (sin fuerzas) de abrir la Biblia, y ellos, con un corazón duro, ya ni quieren escucharnos.
Padres… oíd; es Dios quien adiestra nuestras manos para la batalla, y las fortalece… para que cuidemos a aquellos que son nuestro primer y más grande ministerio. Salmos 127:3 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.”
Salmos 18:32-35 “Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino; Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce. Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha engrandecido.”
Padre, si hoy entiendes tu responsabilidad, y tal vez aun tu error, clama a Dios…
Nehemías 6:9
“Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.”
… Y EN SU PODER, Y POR SU GRACIA, LEVANTATE Y HAZ LA OBRA MÁS HERMOSA DEL MUNDO… CRIAR A TUS HIJOS EN LA DISCIPLINA Y AMONESTACIÓN DEL SEÑOR
MARANATA – EL SEÑOR VIENE
1 CORINTIOS 16:22
Gracias a Dios por permitirme toparme entre mis tesoros guardados con su palabra a través de este bello mensaje y cual oportuno es. Gloria a Dios.